Hemos conocido la peor cara del entorno económico en muchos años, y puede que eso nos haya llevado a descubrir, en medio de la tensión y la desesperanza, también la peor cara de algunas personas o instituciones.
Ha tocado realizar grandes esfuerzos y grandes sacrificios sin que éstos se hayan visto quizá recompensados como merecerían.
Quizá, en medio del desamparo, nos hayamos podido sentir como árboles aislados azotados por todo tipo de inclemencias.
No ha sido 2012 un año sencillo... y puede que no haya sido un año feliz.
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Pero una música comienza a sonar tímidamente al fondo. Puede que sean los niños de San Ildefonso o puede que sea un villancico.
Aunque más escasas que antaño, algunas luces se encienden e iluminan la ciudad hasta entonces sumida en sombras.
Comienzan a aparecer algunas sonrisas espontáneas, inesperadas, regaladas.
Y ese árbol solitario se ilumina también y se engalana con cintas y adornos de colores brillantes.
Es Navidad... a pesar de todo.
Feliz Navidad.
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