domingo, septiembre 28, 2008

Volvieron los pajaritos

'Volverán las oscuras golondrinas' cantaba el poeta... 'volverán las oscuras golondrinas' cantaba...y queríamos creerle. Pero lo que pensábamos, el retorno que realmente deseábamos, no era el de aves melancólicas cuyo vuelo refrenado contrastara con la tristeza de un un amor perdido. Lo que pensábamos, lo que anhelábamos, es que volvieran los azules pajaritos que las manos de Alonso dibujaban al conseguir un gran premio.

Y habíamos perdido la esperanza. Habíamos pensado que el poeta se equivocaba y que sólo a lomos de un negro caballito rampante, con amarillo escudo de armas sobre un fondo rojo rojísimo, podía hacer que nuestro héroe se reencontrase con la victoria y la gloria.

Pero si caprichosas son las suertes del amor, más aún lo son las del deporte y el automovilismo. Y cuando la desdicha y las averías, incluso el desánimo y la renuncia, parecían cebarse sobre nuestro caballero astur, héte aquí que en la cálida noche oriental surgió un 'safety car' y, en este caso, las lanzas se tornaron cañas, la carrera cambió su rumbo y las golondrinas despertaron.

La suerte esquiva se torno complaciente y el Renault, antaño cansado y quejumbroso, rejuveneció en la noche de Singapur. Un poco de esfuerzo y un algo de talento completaron el poema.

Y así, en la primera carrera nocturna de la historia de la fórmula I, volvieron los azules pajaritos su vuelo en las manos de Alonso a volar.

Mundo Azul

Otoño al día

Hace unos días que ha entrado el otoño. Pero esta web, Mundo Azul, ha estado viviendo todavía, en buena medida, de las experiencias del verano. Muchas de las fichas de libros que he publicado ultimamente se corresponde con libros leídos en el verano, o comenzados a leer, o siquiera adquiridos en la estación estival. Incluso algún vídeo o reportaje, como los dedicados al baloncesto olímpico, se han alimentado de las experiencias de esa época maravillosa de calor y holganza.

Pero el verano ha acabado ya definitivamente y, con la salida a la luz de la versión de este domingo 28 de Septiembre, que incluye los últimos comentarios sobre la final de baloncesto de Pekín 2008, he finalizado la publicación de todos los contenidos que, de una forma u otra, estaban ligados al verano. A partir de ahora comienza el verdadero otoño. Una nueva estación, una nueva temporada. Esperemos que sea fructífera.

Mundo Azul

Poesía de alquiler

Cae la noche en Madrid. Regreso del trabajo cansado, pensativo, ausente.

Subo al metro y, al instante, llama mi atención un hombre maduro, alto, de barba entrecana, que hace gestos extraños y viste una ropa desastrada, inadecuada, extravagante. Tiene su mirada algo ida y despistada y, sin embargo, hay en su continente y en sus ojos un extraño toque de nobleza que desmiente en parte la primera impresión.

No puedo evitar mirarle de hito en hito. Y cuando se cierran las puertas del tren, el hombre abandona sus extraños gestos y comienza a entregar a todos los pasajeros un papelito.

Asumo que se trata, simplemente, de un mendigo a quien las circunstancias han arrastrado, seguramente, a una situación dura, difícil, disonante con su aparente nobleza. Pienso en un papelito que glose sus desgracias y suplique una ayuda.

Al fin alcanza mi posición y me entrega uno de los papelitos. Y veo que no se trata de un ruego, de una súplica...o al menos ésta se presenta bajo otro disfraz.

Lo que tengo en mis manos es poesía, un poema de amor mal tipografiado pero que no me parece carente de sentimiento y calidad. Quisiera leerlo despacio, saborearlo, e intentar apreciar si el texto que sostengo entre mis manos tiene algún valor literario. Pero las reglas del juego marcan otra cosa. El tren se acerca a la siguiente parada y el hombre de la barba entrecana ya se acerca hacia mí mientras recoge con mirada triste y agotada, los papelitos que ha entregado a otros pasajeros.

Busco rápido en mi cartera y le entrego una moneda. Quisiera quedarme con el papelito... pero no me atrevo. No se trataba de una venta, sino de un alquiler.

El hombre sale del tren que prosigue su viaje conmigo a bordo. Mientras observo el oscuro tunel que se desliza en el exterior de la ventanilla me pregunto si acabo de ¿ ayudar ? a un mendigo, a un pícaro o a un poeta.

Mundo Azul

domingo, septiembre 07, 2008

Oro blanco

¿ Cuál es el valor del esfuerzo ? ¿ Cuál el del mérito o el talento ? ¿ Cuánto vale la lucha sin victoria ? ¿ Es cierto eso de que lo importante es sólo participar ?

No estoy seguro de que la respuesta a esas preguntas sea siempre la que quisiéramos dar.. pero algunas veces sí.

En el momento en que escribo esto, hace dos semanas justas que se estaba jugando la final de baloncesto de los juegos olímpicos de Pekín, una final que estaba preparada para que fuese ganada por el equipo de Estados Unidos, por la constelación de estrellas de la NBA destinadas a devolver a los americanos el orgullo herido, la hegemonía que nunca debieron perder...pero que habían perdido en los juegos de Atenas y en el último mundial.

El guión parecía escrito, la fiesta servida...pero surgieron el talento y el esfuerzo, la garra y la fe y la selección española, en un partido para recordar, y que algunos han calificado como el mejor de la historia, desafió sin complejos al equipo de las estrellas y les hizo sufrir, les hizo esforzarse, les hizo, creo, pasar miedo en algún momento.

Y todo ello jugando como juega esta selección. No faltaron las 'bombas' de un recuperado Navarro, los alley-oop a Pau Gasol, los triples de Garbajosa y Rudy ni los espectaculares mates de este último...ofreciendo más espectáculo que los mismos americanos.

En algún momento pareció que era posible el milagro...pero éste no ocurrió, y al final, el equipo estadounidense se llevaró el metal dorado que le estaba destinado desde el principio.

Tal vez al final nos quedara una cierta tristeza, una congoja por no haber conseguido una proeza que en muchos momentos pareció posible. Tal vez haya sido una pena.

O puede que no. Puede que sea mejor que España no consiguiese la victoria. Porque puede que el abrazo final de los jugadores españoles y la ovación que les tributó el público, los elogios de los periodistas y la emoción de los aficionados a pesar de la derrota, hayan servido para dignificar el deporte, para valorar el talento y para premiar el esfuerzo, aunque éste no se haya visto coronado con el éxito y con la victoria.

Hace hoy quince días España conseguía, para bien del deporte, una medalla de oro...blanco.

Mundo Azul