domingo, septiembre 02, 2007

Apuntes de verano

Prólogo
Estas vacaciones ‘me han pillado’ en un momento en que tengo especiales ganas de escribir cosas serias o no, ficticias o reales, elaboradas o ‘a bote pronto’. Como durante mis vacaciones no tengo acceso a este blog, lo que he hecho es, de vez en cuando, escribir cosillas que, en otras circunstancias, podría haber publicado en el blog y que ahora os hago llegar todas juntas. Estos apuntes recogen algunas sensaciones, algunas ideas, algunas experiencias de este verano. No necesariamente son lo más importante o representativo que me ha pasado, pero sí lo que me ha apetecido escribir. Son mis apuntes de verano.

4-Agosto: Perspectivas
Primer día de vacaciones. Temprano por la mañana. Salgo a comprar unos croissants para desayunar (La despensa y el frigorífico aún no han salido de su vacío y desolación del invierno).

Piso la calle. Dilato las aletas de la nariz para sentir el aire fresco de la mañana, para percibir los aromas del campo mezclados con el perfume del mar. Esponjo mis pulmones y mi espíritu.

Ante mí se abre la calle jalonada de césped, arbolitos y pequeñas construcciones. Ante mí se abre, también, una larga temporada de descanso y felicidad. Vuelvo a inspirar profundamente y sonrío.

Estoy de vacaciones

5-Agosto: Los vecinos
Los vecinos son unos personajes que, a pesar de vivir tan cercanos a nosotros, a pesar de un eventual trato diario, realmente ignoramos y, si hablamos de ellos, suele ser para mal, para quejarnos de ruidos, de disputas en reuniones de la comunidad, de manías, pequeñas miserias, en fin.

Pero en este caso voy a hacer lo contrario. Tengo unos vecinos en mi alojamiento veraniego cuya presencia agradezco profundamente. Sí, aunque parezca mentira, agradezco su presencia.

No son realmente vecinos, no habitan en el mismo edificio que yo, sino un edificio que se encuentra enfrente del mío, a unos pocos metros.

Cuando hace unos cinco años me empecé a alojar en mi ubicación actual, el edificio, perteneciente a una urbanización de nueva construcción, estaba bastante aislado del pueblo. Durante un par de años, echaba de menos, especialmente durante las fiestas, el bullicio, el ir y venir de personas y vehículos, las voces de niños y adultos, las risas…Era demasiado silencio para mí y tendía a tornarme melancólico.

La urbanización ha ido creciendo en edificios y habitantes. Desde hace, creo, tres años, el edificio de enfrente está en funcionamiento y ahí es donde entran en juego esos vecinos. Son los habitantes de los dos pisos de la planta baja. Esos dos pisos disponen de una amplísima terraza que, las familias ocupantes, aprovechan para hacer allí gran parte de su vida. Allí comen, allí leen, allí juegan los niños, allí montan una piscina plegable, allí mantienen tertulias, allí reciben a otros familiares y amigos…todo ello ante mi vista.

A través de esos vecinos puedo, en todo momento, ver la vida, oír la vida, sentir la vida que se desarrolla alrededor. Y eso, me gusta. Me gusta y me cura de esos ataques de melancolía de antaño.

No les conozco realmente, jamás he cruzado una palabra con ellos, pero he de decir que agradezco y disfruto mucho de la presencia de estos vecinos. Ya son un elemento más de mi verano.

6-Agosto: ¿Qué es la felicidad?
Brilla el sol e inunda de luz mi refugio costero. Por la ventana puedo contemplar toda la belleza del Cantábrico, como un cuadro en movimiento que adorna el salón.

Los adultos nos afanamos brevemente en las tareas domésticas antes de bajar a la playa. Mi hija mayor hace pequeños recados con sus amigas. Mi niña pequeña me enseña con una sonrisa orgullosa y picaruela, unos dibujos que acaba de hacer, la palabra ‘pelota’ escrita con grandes letras de caligrafía rodeada de dibujos multicolores de todo tipo de balones.

¿Qué es la felicidad? ¿ Y tú me lo preguntas ?

7-Agosto: Dos generaciones de acuarelas
Hace un par de días he colgado en el salón la acuarela, una especie de marina, que mi madre pintó para mí.

Acabo de colgar otra acuarela de una pintora local a la que conocí en una modesta exposición hace un año o dos. Otra marina, otra acuarela.

Dos artistas conocidos. Dos generaciones. Dos acuarelas. Y el mar.

10-Agosto: Comiendo algas
El mar ha estado movidito los últimos días y ha dejado una abundante y gelatinosa cosecha de algas que se agolpan en las orillas de la playa formando una muralla de cadáveres que se secan al sol.

Los bañistas eluden, muchas veces con gestos de asco, la masa viscosa. Algunos, seguramente, se quejen de que el ayuntamiento no haga algo para limpiar la playa de tan molestos visitantes.

Harto, supongo, de oír quejas, y también, por qué no decirlo, con un cierto afán de notoriedad, el socorrista, lugareño ya mayor y algo tosco, hace una demostración mediante el ejemplo, triste émulo de Fraga en Palomares, de la inocuidad de los desterrados hijos del mar. Ni corto ni perezoso, coge un puñado enorme de algas y se las lleva a la boca. A su alrededor, gestos de sorpresa, alguna sonrisa y alguna mohín de repulsión.

Satisfecho del efecto, el socorrista repite el gesto dos o tres veces con diferentes grupos de bañistas. Sí ha conseguido llamar la atención pero no creo que nadie le haga mucho caso.

Y yo me digo que, seguramente, las algas sean el alimento del futuro, que no dudo de que sean muy nutritivas, que bien guisadas y aliñadas, supongo que pueden estar deliciosas pero que, al fin y al cabo, ¿quién de nosotros, en su sano juicio, si se encontrase un solomillo de ternera con guarnición de patatas paja y salsa de hongos, tirado en la arena, se lo llevaría a la boca?

11-Agosto: Verano y cultura
No está nada mal mi actividad lectora del verano. Estos días estoy leyendo, en paralelo a Rosalía de Castro, Pío Baroja y Ortega y Gasset. ¡Casi nada ¡

¿Alguien dijo que vacaciones y cultura eran incompatibles?

16-Agosto: ‘Errare humanum est’
Probablemente sea cierto lo que dice el refrán acerca de que ‘mal de muchos, consuelo de tontos’. Sí, es verdad, pero todos debemos ser un poco tontos, porque algo, algo, hay que reconocer que consuela.

En estos días me ha sorprendido, y llamado la atención por la coincidencia temporal, el encontrar errores ortográficos o sintácticos leyendo las obras de algunos de los grandes de la literatura española, en concreto, en libros de Azorín y Rosalía de Castro.

Supongo que esos errores se produjeron porque, al fin y al cabo, los autores, aunque muy brillantes, eran humanos y, además, en el caso de Rosalía, con escasa formación académica. Supongo que, por otro lado, esos errores pasaron, simplemente, inadvertidos en su momento en el proceso de revisiones y correcciones y, a estas alturas, en que los escritores son ya ‘vacas sagradas’ y ‘objetos de culto’ los editores prefieren mantener esos errores en lugar de enmendarlos, aunque con una nota a pie de página que indique su presencia.

Y con esa práctica, los editores nos permiten comprobar que esos grandísimos escritores eran humanos y, como al fin y al cabo ‘Errare humanum est’…pues también erraban. Pobre consuelo, pero consuelo, para los que nos gusta escribir y vemos como inalcanzables, como pertenecientes a otra galaxia, a estos monstruos de las letras.

17-Agosto: Belleza en la teoría y en la práctica. Gasset y el mar
Esta tarde me he bajado a la playa para darme un bañito vespertino. Como esta solo, a modo de compañía me he bajado un libro de Ortega y Gasset con ensayos sobre arte y estética.

Me he bañado y luego me he puesto a leer un poco.

Gasset desarrollaba sus ideas acerca del arte, acerca de lo que constituye o no el objeto estético, acerca, de alguna manera, de la belleza.

Levanto la vista y contemplo el atardecer sobre un mar rodeado de rocas y verde, un paisaje que, no por conocido, deja de producir en mi la misma admiración y fruición estética.

No será arte, pero, desde luego, es belleza, belleza en la práctica.

19-Agosto: Épica de perdedores
Tras mucho dudarlo (mi estado físico ya no da para mucho), al final he participado, como otros años, en la carrera del pueblo. Siete kilómetros en una zona de frecuentes cuestas arriba y abajo.

Ni que decir tiene, que no he llegado entre los puestos de honor. Simplemente, he llegado. Y eso basta. Ese era el objetivo: llegar.

Hay algo de nobleza o heroísmo sencillo, tal vez algo de quijotismo, en esta forma de hacer deporte. La mayoría de los que participamos en esa carrera, como en tantas y tantas carreras populares, sabemos que no podemos ganarla ni por asomo. Sabemos que, además, vamos a sufrir, porque no estamos bien capacitados para abordarla y se nos va a hacer larga y dura. Y sin embargo, corremos. Corremos y, al final, cuando cruzamos la meta, muy lejos de la cabeza, estamos contentos, satisfechos, casi, casi, orgullosos. Lo hemos hecho, lo hemos logrado. Probablemente, esto sea el deporte en su estado más puro.

Sí, hay en estas carreras, en esta forma de hacer deporte, un punto de nobleza y heroísmo, un puntito de épica, aunque sea una épica de perdedores.

24-Agosto: Nubarrones
Desde hace varios días el cielo está cubierto frecuentemente de nubarrones y llueve de vez en cuando.

¿Está muy manida la metáfora entre el tiempo atmosférico y el estado anímico? Si, lo está. Pero lo cierto es que la presencia de estos nubarrones en el cielo corre pareja a la aparición de otros nubarrones, éstos no atmosféricos, de distinta consideración y alcance.

El paisaje que contemplo desde mi ventana es muy hermoso, incluso con el cielo gris, incluso con grandes nubarrones. Es más, hay una belleza distinta y especial en ese paisaje grisáceo, invernizo, con un mar embravecido.

El truco, probablemente, no sea esperar a que salga el sol, sino, precisamente, saber convivir e, incluso, disfrutar de los nubarrones.

Si, estoy utilizando la metáfora.

24-Agosto: Un posible caso de marketing viral
En la ocasión más inesperada y de la forma más inesperada, hoy me he encontrado con un visitante de Mundo Azul, que me ha hecho saber que lo era.

La verdad es que he sido muy parco a la hora de comunicar la existencia de esta página, incluso entre los allegados, así que siempre es una pequeña sorpresa, y satisfacción, encontrar nuevos visitantes.

Supongo que, en este caso, eso ha sido fruto del ‘boca a boca’, eso que, de forma pomposa, ahora se llama marketing viral.

27-Agosto: El fin de la fiesta
Apenas me quedan unas horas aquí.

Ayer volví a avanzar por mi calle durante la mañana, para buscar unos croissants. Como el primer día, dilaté las aletas de la nariz para sentir el aire fresco de la mañana, para percibir los aromas del campo mezclados con el perfume del mar. Pero mi espíritu estaba, en esta ocasión, ligeramente encogido. La perspectiva de mi calle era la misma, pero la vital no.

Ayer por la tarde, se llevó a cabo la fiesta que cierra la feria de final de vacaciones. El último acto, digamos oficial, de estas vacaciones 2007. Es un paralelismo, no del todo casual, que hermana mi ciclo vacacional con el del pueblo, que aúna la culminación de la alegría con una cierta tristeza soterrada.

Es el fin de la fiesta.

Esta mañana todavía me he bañado en el mar, por última vez estas vacaciones, aunque puede que no de este verano.

Ahora, un avión me conduce a mi hogar y mis obligaciones. Como regalo final, observar desde el aire el formidable paisaje de mi Asturias verde y azul.

Punto final. Fin de la fiesta…pero estáis invitados a la siguiente.

Mundo Azul

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien este dialogo! Capturastes la esencia de tus vacaciones! Porque no haces una pelicula y la pones en el web para la familia? La puedes poner una contrasena para que solo la familia pueda verla si te preocupa ponerlo en el net.

Tan solo una idea. Es que el net, como lo explicaste en unos de tus blogs anteriores esta poniendo tu mundo al alcanze.

Ignacio G.R: Gavilán dijo...

Tengo carencias de infraestructura en multimedia. No tengo ni cámara digital (aunque hay una que tomo prestada de vez en cuando) ni video :-(...así que lo de la 'peli' tendrá que esperar...