domingo, septiembre 30, 2007

Juguetes rotos

Hoy Alonso ha perdido casi todas sus opciones a ganar el título de Fórmula I de 2007. Hoy, después de dos o tres carreras en que nos había hecho creer en la posibilidad de revalidar el título frente a todas las adversidades; hoy, con la presencia de la lluvia, que siempre ha sido su aliada, Alonso se ha salido de la pista, ha tenido que abandonar la carrera y entregar casi el título. El coche ha quedado roto y nosotros tristes y cariacontecidos.

No ha sido un buen Septiembre en lo deportivo. Otros ídolos, otros de mis juguetes, la selección española de baloncesto, tampoco ha sido capaz de conquistar el título europeo que todos dábamos casi por hecho tras el éxito del mundial de Japón. Estuvimos a punto...pero un mal partido en la final, con un equipo incomprensiblemente desquiciado, nos privó, por sólo un punto, de la gloria europea.

Tendré que echar esto a la caja de los juguetes rotos.

Es curiosa, y probablemente afortunada, la capacidad de los deportes para generar entusiasmo, para crear héroes e ídolos, para hacernos disfrutar de sus hazañas y sentirlas como nuestras. Pero también, por lo mismo, es curiosa la capacidad para entristecernos ante las derrotas y adversidades de esos nuestros ídolos. Entusiasmados y elevados por sus éxitos, nos confiamos infantilmente a ellos, les entregamos puerilmente un trozo de nuestro corazón, los convertimos en nuestros juguetes. Y claro, cuando llega el revés, nos sentimos como un niño al que se le ha roto un juguete, tristes y desconsolados.

Ha habido otros juguetes muy apreciados que, como todos los juguetes, acabaron rotos. Recuerdo muy especialmente la amargura que sentía en mi época adolescente cuando el Real Madrid de baloncesto sufría una derrota en la Copa de Europa. Pero recuerdo con especial tristeza, la repentina decadencia de Miguel Induráin en 1996. Tras cinco años gloriosos de un dominio incontestable, se nos rompió en los montes franceses, no pudiendo alcanzar su sexto Tour. Le hicimos un arreglo de urgencia para las Olimpiadas de Atlanta, donde consiguió el oro en la contrarreloj...y se nos volvió a romper definitivamente unas semanas después en la Vuelta a España. Recuerdo un compañero de trabajo que lo expresó, con gesto triste, exactamente así: se nos ha roto.

Pero lo bueno de esta emoción infantil, es que un juguete es fácilmente sustituido en el corazón del niño, de nosotros mismos, por otro nuevo. Creo que lo de Alonso y la selección de baloncesto se puede arreglar. Aún son jóvenes y seguro que nos darán muchas alegrías en años venideros. Y si no es así, lloraremos un poco nuestro desconsuelo y buscaremos un nuevo juguete.

Por cierto, ¿ alguien sabe cuando juega Nadal su próximo 'grand slam' ?

Mundo Azul

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Primo,

Al menos tenemos a Barca que va a ser campeon indiscutible esta vez! :0)

Winfried

Ignacio G.R: Gavilán dijo...

Bueno, bueno,...

A ver si allá por Mayo del año que viene, no tienes tú también un juguete roto... :-) :-) :-)