Escribo esta entrada unos minutos antes de acudir a la televisión para contemplar el desenlace del campeonato de este año de Fórmula I en el circuito de Interlagos. Y lo hago excitado...pero triste.La misma tristeza que, tal vez en una interpretación subjetiva, detecto en la mirada de Alonso tomada en los boxes durante la sesión de entrenamientos de ayer.
Hace ya unos años, cuando España obtuvo la medalla de plata en baloncesto en las olimpiadas de Los Ángeles, leí un comentario en una revista deportiva especializada, acerca de la extraña falta de entusiasmo que demostraron los miembros de aquella selección cuando vencieron a Yugoslavia en la semifinal. Y razonaba el autor del artículo que el problema era que sabían que era imposible vencer en la final a la selección de EEUU. Y decía que lo último que se le puede quitar a un deportista es la posibilidad de vencer.
Quizá algo así ocurre con la Fórmula I y con Alonso este año. Tenemos la amarga sensación, a lo mejor exagerada por interés mediático o por exceso de patriotismo, pero difícil de negar, de que el guión de este año marcaba la victoria de Hamilton y la derrota de Alonso, que estaba escrito que Alonso no debía ganar este campeonato. Y lo habían escrito, y eso es lo más triste, desde la FIA y desde el propio equipo McLaren. Y, probablemente hoy, si no hay milagro, se acabe de llevar a la realidad el guión.
Tal vez la mirada de Alonso sea una mirada simplemente seria, o concentrada, o preocupada, pero a mi se me antoja triste. Triste porque, como decía la revista de baloncesto hace ya quince años, hay un deportista, Alonso, al que, al parecer, no le quieren dar, siquiera, la posibilidad de vencer.Mundo Azul
En la última versión de Mundo Azul he incluido enlaces a algunas páginas de interés que tenía en la lista de pendientes desde hacía tiempo: páginas personales, blogs sobre tecnología, páginas sobre libros y literatura, etc.
Sin embargo, me digo que vale la pena el precio a pagar. Me digo que me gusta tener un sitio polifacético. Y me imagino qué pasaría si Leonardo Da Vinci viviera en nuestros tiempos y dispusiese de un blog. Seguramente tendría una nube de tags muy llenita. Seguramente, nos encontraríamos con entradas sobre pintura, sobre ingeniería, sobre astronomía, sobre ¡ quién sabe !. Y seguro que, a pesar de ello, o quizás por eso mismo, sería un blog muy visitado.
Ayer estuve revisando mis corbatas. El traje y la corbata son como mi uniforme de trabajo, como una segunda naturaleza. Pero también es como una piel de reptil, que hay que mudar periódicamente.
Hace unos días se anunció la compra por parte de Vodafone, de las operaciones en España e Italia de Tele2.
Meses antes de la llegada a España de Vodafone, Airtel se había lanzado ya a una estrategia de operador global. En aquellos tiempos, Airtel se anunciaba como el primer operador integrado, incluyendo móvil, fijo e Internet. No era cierto. Lógicamente, el primer operador integrado había sido Telefónica, pero, en cualquier caso, marcaba una estrategia hacia la convergencia y operación global, quizá visionaria, quizá prematura. Lo cierto es que cuando el operador británico adquirió Airtel, frenó en seco esta estrategia y adoptó la de 'zapatero a tus zapatos' concentrándose en el negocio móvil, probablemente en busca de sinergias apoyadas en su escala mundial.
Sin embargo, las cosas parecen haber cambiado. Dos fenómenos se unen. Por un lado nos encontramos con evoluciones tecnológicas que acercan la base técnica de los servicios. Es la hora de la convergencia: convergencia voz-datos, convergencia fijo-móvil, convergencia comunicaciones-tecnologías de la información, convergencia IP...


