Ha sido una semana movidita en mi pequeño rinconcito de la blogosfera, en esa mínima parte de la web 2.0 que recorro con frecuencia. Algún pequeño malentendido, algún ligero mal humor, algún mal sabor de boca. Nada, tampoco, de demasiada importancia.
Sin embargo, esos pequeños tropiezos cibernéticos me hacen reflexionar una vez más sobre el significado y la utilización de la asertividad en este mundo de interconexión virtual, de los blogs, los foros y las redes sociales.
Los principios de la comunicación asertiva nos impulsan a expresar libremente nuestra opinión, a mantener nuestras posturas, a saber decir no, a saber, si se quiere, ser nosotros mismos y mantener nuestras opiniones y defender nuestros intereses. Y todo ello de una manera supuestamente madura y de alguna manera equidistante entre la agresividad y la pasividad.
Sin embargo, la valoración de lo que es agresivo o no, creo que se ve afectado por el medio que utilicemos. En foros y blogs se intercambian opiniones que, por su naturaleza escrita, tienden a ser más secas, más abruptas, que esas mismas opiniones expresadas verbalmente y cara a cara. Igualmente, la brevedad que exige el mundillo virtual, elimina muchas posibilidades de matización y suavización.
No creo que por ello debamos dejar de ser asertivos en Internet. Pienso que, simplemente, el punto en que la asertividad se encuentra entre agresividad y pasividad se debe desplazar ligeramente hacia el lado de la pasividad, entendiendo esto, no como verdadera pasividad, sino como mayor cortesía y cuidado de la expresión.
Así, en el lado del que escribe un artículo o expresa una opinión, la clave es la prudencia y el cuidado de la redacción de esa opinión evitando cualquier tipo de frase que pueda sonar, siquiera remotamente, a insulto, a descalificación, a menosprecio. Debe apostarse por la afabilidad y el respeto hacia los eventuales sentimientos de una comunidad de personas a las que puede que ni siquiera conozcamos.
En el lado del lector, del consumidor de artículos y opiniones, la virtud que debe cultivarse es la paciencia, la comprensión, casi, casi, la capacidad de perdón, el soportar sin alterarse y, sobre todo, sin respuestas agrias, las críticas y opiniones adversas.
Nada diferente, en fin, de lo que deberíamos aplicar en la comunicación asertiva en nuestra vida diaria, pero sí, quiza, acentuando la cortesía y la tolerancia.
Mundo Azul
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Hace 3 meses