Necesito pensar.
Necesito hacer balance.
Ha sido un año intenso y diferente. Han pasado muchas más cosas de las que imaginaba, a mucha mayor velocidad de lo que esperaba, exigiendo mayor esfuerzo del previsto, mayor dedicación, mayor concentración, más energías.
Ahora necesito parar y hacer balance.
Balance,
Balance como arqueo de situación, como reseña de lo conseguido y fijación de nuevas metas, Pero también, quizá sobre todo, balance como equilibrio.
Y esta es la época adecuada.
Las Navidades son tiempo para muchas cosas, pero, entre ellas, para la reflexión más serena y para la proyección de futuros. Para evaluar resultados y planificar objetivos, pero también para ese equilibro, para sentir deseos y emociones, para armonizar lo interno y lo externo, las aspiraciones y las realizaciones, lo intelectual y lo emocional.
Si. Necesito hacer balance. Voy a hacer balance.
Pero antes, voy hundirme con delectación en las fiestas. Voy a disfrutar, reír y compartir. Voy a dejarme a seducir por luces, villancicos y turrones. Voy a dejarme llevar y disfrutar. Voy a sentir por unas horas o unos días una vorágine diferente.
Y luego vendrá el balance.
Feliz Navidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario