El outsourcing, como tal vez sepáis, es una práctica empresarial que consiste en que una empresa u organización delega en una tercera la realización de ciertas actividades. Así, por ejemplo, actividades que se confían a terceros son, la limpieza, la reprografía, el mantenimiento del parque informático o, incluso, la gestión completa de los sistemas de información. Las razones que mueven a una empresa a acudir al outsourcing pueden ser diversas: un ahorro de costes, un mayor enfoque en otras actividades de mayor valor, conseguir la colaboración de expertos, etc. En cualquier caso, se supone que lo que nunca se cede en 'outsourcing', lo que nunca se delega, es el denominado 'core business', es decir, aquella parte fundamental de la actividad de la empresa, ahí donde está su mayor valor añadido, su ventaja competitiva, su propia esencia.
Hace unos días se me ocurrió reflexionar sobre el creciente peso de los medios de comunicación en las opiniones de los individuos. Parece que los periódicos, los telediarios, los progamas de radio, modelan de manera notable el estado de opinión de un país.
Aún más llamativo, y puede que más triste, es ver cómo los denominados programas del corazón, incluyendo 'reality shows', o los culebrones, atraen sensibilidades, generan sentimientos, producen expectación. Parece que estamos pendientes de las vidas y sentimientos de personajes famosos, o peor aún, de ficción, más que de los sentimientos y vidas de las personas que nos rodean.
Y reflexionando sobre esto, se me vino a la cabeza el término 'outsourcing'. Porque eso parece que estamos haciendo. Es como si, confiando en el mayor conocimiento e información de los medios de comunicación de masas, delegásemos en ellos la formación de nuestra opinión en lugar de crear nuestro propio criterio. E, igualmente, es como si prefiriésemos externalizar nuestros sentimientos y relaciones, delegar en los programas del corazón, la generación de vidas, sentimientos, interacciones, renunciando a vivirlos nosotros mismos directamente. Si, es como si estuviésemos externalizando nuestras opiniones y sentimientos. Parece que hacemos 'outsourcing' sentimental e intelectual.
Y cabe preguntarse, ¿ cuál es el motivo de ese outsourcing ? ¿ Será que hemos redefinido nuestra cadena de valor ? ¿ Será que hemos cambiado nuestra esencia como personas ? ¿ Será que ya las opiniones y sentimientos no son nuestro 'core business' ?
Tal vez sea hora de revisar nuestra estrategia.
Mundo Azul
Book trailer de "Sombra de mi sombra"
Hace 1 mes
3 comentarios:
Estamos outsourcing la familia con tantos divorcios hoy en dia. Yo veo tantos amiguitos de mis hijas quejandose, sufriendo porque un padre esta en una casa y el otro en otra...
Que pena...
¿Outsourcing? Jo, Ignacio, que palabro. Me surge una duda, que soy lego en materia de organización empresarial ¿no será esto un eufemismo para nominar, sin que sea tan sangrante, en muchas ocasiones a la subcontratación pura y dura? En cuanto a lo de los programas del "corazón", o del infarto, yo creo que es sobre todo mal gusto, y buscar en las miserias ajenas la redención de las nuestras. En cualquier caso, me ha gustado mucho tú artículo.
Un abrazo.
Winfried,
Una cosa puede ser consecuencia de la otra. Se empieza por hacer outsourcing de sentimientos y luego ya no es necesaria la pareja, ni la familia, ni na. Ya no son el 'core business'.
Rafa,
En concepto 'outsourcing' no es exactamente lo mismo que subcontratación, aunque creo que, en efecto, puede utilizarse este palabro para 'vestir a la mona de seda'.
De acuerdo en la valoración de los programas del corazón, al menos los más habituales.
Publicar un comentario