Internet tiene estas cosas. A veces tu sitio web languidece sin apenas visitas y de repente, sin motivo aparente, se produce una avalancha de visitas, una ráfaga.
Algo así ha sucedido esta semana pasada en Mundo Azul. Tras una temporada de muy bajo número de visitas, de repente el Jueves se produjo una fuerte ráfaga de hits en apenas una hora o dos. Creo que es la tercera vez que esto sucede en la vida de mi sitio web.
Pero como la privacidad en Internet es solo relativa, y hay formas de saber, o al menos intuir, la naturaleza del tráfico, tengo una hipótesis más que plausible acerca de por qué se produce este fenómeno, o mejor, el motivo de esas tres ráfagas.
No he hecho nunca mucha propaganda de mi sitio web ni de mis blogs. Muchas personas de mi entorno cercano, laboral o personal, desconocen su existencia. Pero a veces, tres en concreto, por obra y gracia de Google o de una red social, alguien de mi entorno laboral lo ha descubierto. Y entonces la curiosidad ha despertado y uno se lo ha contado a otro, éste a otro, y otro y al de más allá... Si en el mundo del marketing y, en especial, en relación con la Web 2.0, se habla del marketing viral, en este caso creo que estaríamos más bien ante casos de 'cotilleo' viral. Y es puro 'cotilleo' porque esas ráfagas no han generado público fiel, no han producido crecimientos sostenidos del número de visitas al sitio...que vuelve a la normalidad en muy poco tiempo.
Y lo que es más, ni siquiera ha hecho que alguien se acerque a mi y me diga '¿Sabes que he visitado tu sitio y...?'. No. Silencio. Me han informado de esas ráfagas, de esos descubrimientos, las herramientas de seguimiento de tráfico, no las personas.
Y al hilo de esto, reflexiono sobre las diferentes vidas que llevamos o caras que ofrecemos en las esferas en que nos movemos: la esfera privada, la esfera laboral, la esfera social.
En cada una de estas ráfagas, y si mi hipótesis es cierta, personas a las que conozco en mi esfera laboral se han asomado, solo asomado, observando por el ojo de cerradura que ofrece Internet y que, conscientemente, he dejado abierto, a otras esferas diferentes de la laboral. ¿ Me gusta esto ?. A la vista del silencio en que las ráfagas se han producido, no estoy demasiado seguro. Es un poco rara, la verdad, esa sensación de sentirse observado a través de un ojo de cerradura virtual. Pero la incomodidad se ve atenuada, al menos en parte, por la seguridad de que las esferas están razonablemente limpias y pulidas.
No estoy seguro de que ma hayan agradado esas ráfagas, pero de lo que sí estoy seguro es de que, aunque trivial, esta es una razón más, por si tenía pocas, para buscar en todas las esferas, el equilibrio, la sinceridad y la honestidad.
Mundo Azul
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