Llega la Navidad.
Llega la Navidad y con ella promesas de luz y alegría, de regalos y reuniones, de comidas y sobremesas.
Aunque su significado profundo sea otro, es difícil no asociar estas fiestas a las grandes reuniones familiares, a las comidas abundantes y lujosas, a grandes mesas extendidas como se puede para acoger
a un número de comensales muy superior al de casi cualquier otra fiesta familiar.
Nací y crecí en una familia numerosa. Y mi familia política también es numerosa. Así que, en mi caso, esa asociación de las navidades a comidas multitudinarias parece natural, casi inevitable.
Pero el tiempo pasa. Hay nuevas parejas, nuevos hijos, nuevas obligaciones, nuevas limitaciones. Y cada uno de esos posibles comensales tiene también otros compromisos u obligaciones y es necesario el reparto. Y también
hay ausencias más dolorosas. Pocas, pero muy importantes.
Así que este año, preveo unas navidades más recogidas, más reducidas, menos numerosas, quizá menos festivas, quizá más íntimas.
Pero fuera siguen existiendo luces y música, y dentro dulces y alegría.
Serán, quizá, más recogidas, pero igualmente Navidades.
Siempre especiales. Siempre Navidades.
Feliz Navidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario