Para mí, uno de esos pequeños placeres es acudir los domingos por la mañana a la panadería, bueno, la 'boutique' del pan, como se dice ahora, cercana a mi domicilio. A primera hora de la mañana, cuando la mayoría de los vecinos aún duermen el merecido sueño del fin de semana, a veces me bajo a comprar bollería para el desayuno.
El espectáculo que se ofrece a la vista y el olfato es una de esas delicias cotidianas, sólo por las cuales vale la pena vivir. Ante mi vista se exponen, en una abundancia exuberante, pan de aceite y espiga, candeal, artesano, natural, chapata, en una desbordante exposición de riqueza y abundancia.
Y todo ello atendido por varias mujeres maduras, sonrientes, solícitas, amables, una especie de madres nutricias del pan y el pastel, que distribuyen su riqueza entre los clientes de la mañana dominical.
No será importante, no será grave, no será profundo, pero sin duda es una delicia este inicio del domingo con pan y pastel.
Mundo Azul
2 comentarios:
Iggy,
Que rico se ve eso! Pero te entiendo lo chevere que es ir a un sitio como el que describes!
Ahora que vamos a la Florida no me pierdo a ir a una panaderia venezolana que se llama "Don Pan" a comer arepas con carne mechado y queso blanco!
Cono no puedo esperar!!!!!
Winfried,
EN efecto, es un placer...aunque me parece que no tanto como el que vas a tener tú los próximos días :-)
Ya me contarás...
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