No me cabe duda de que la lectura es un placer. Sin embargo, al contrario que la mayoría de los placeres, en este caso, cuesta entrar en él.
Para un niño, y más para un niño de hoy día, con todas las posibilidades de Nintendos, interminables canales de televisión, cines, DVDs portátiles, PlayStations, Internet, y demás tentaciones, parece que retirarse tranquilamente con 'sólo' un libro entre las manos a la paz de la lectura, no parece muy tentador.
Y sin embargo, el potencial de un libro sigue siendo enorme, y su capacidad formativa, de desarrollo de la imaginación y de diversión, también.
Por eso, esta mañana, en una tienda de libros, que ha tenido la habilidad de disponer de un sitio donde los niños se puedan sentar a leer mientras sus padres curiosean por el establecimiento, he disfrutado viendo cómo mis hijas cedían al embrujo.
Fue una satisfacción ver a la mayor absorta en la lectura de un libro de los hermanos Grimm, con letra pequeña y casi sin ilustraciones, un libro que aún no habíamos ni pagado, mientras la menor seguía muy atenta la lectura que una madre le hacía de un cuento infantil a su pequeño.
Sin duda esta mañana algún duendecillo mágico, algún geniecillo de las letras, rondaba por la librería y creo que ha lanzado su hechizo sobre ellas.
Ya seremos más los hechizados en casa.
Mundo Azul
Book trailer de "Sombra de mi sombra"
Hace 3 meses