domingo, junio 03, 2007

Pavlov y los festivales infantiles

No sé si recordáis los experimentos de Pavlov sobre reflejos condicionados. Este científico experimentó con perros este tipo de comportamientos automáticos. Los perros, supongo que como todos los mamíferos, segregan saliva cuando van a comer. Pues Pavlov se dedicó a hacer sonar una campana (o algo así) poco antes de darles la comida. Cuando los perros estaban acostumbrados a este protocolo, el científico hizo la prueba de hacer sonar la campana pero sin proporcionarles comida. Los perros, asociando la idea de campana a la de comida, segregaban saliva, vamos, que se les caía la baba, cuando oían en sonido de la campana, incluso aunque no recibiesen alimento alguno.

Aquellos que somos padres y tenemos niños pequeños somos un poco como los perros del experimento. Cuando vemos a nuestros niños pequeños, oímos sus vocecitas y contemplamos sus jueguecitos, empezamos a segregar saliva y se nos cae la baba.

El verano es tiempo de festivales de fin de curso. En concreto, este viernes acudí al festival en que actuaba mi hija pequeña. Como suele ocurrir, el salón estaba atestado y, entre la distancia, los comentarios de padres circundantes, el estorbo de aquellos que se levantan a hacer fotos, apenas se podía escuchar la canción que bailaban y medio entrever sus torpes y graciosas evoluciones. Pero aún así, no pude evitar conmoverme y que se me cayera la baba. El estímulo funcionó.

A lo mejor estos festivales os parecen una tontería y es un comportamiento ridículo el que se te caiga la baba por un espectáculo que apenas puedes ver. Es posible. Pero a mí no me reprochéis nada.

Echadle todas las culpas a Pavlov.

Mundo Azul

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si me acuerdo cuando mis hijas eran pequenas y teniamos la misma reaccion! Pero a veces se hacian un poco largos y me acuerdo en ver el libreto con las canciones que los ninos iban a cantar para ver cuantas canciones faltaban para que se acabase la funcion! Mi esposa es diferente esas funciones podrian durar 10 horas y ella feliz y contenta filmando peliculas! :0)

Ignacio G.R: Gavilán dijo...

Bueno, en este caso era bastante breve: una horita y muy bien medida. No se hace excesivamente largo...salvo que a tu hijo le toque justamente el primero y entonces el resto ya no tiene emoción.