Llevo trabajando en el mundo de las tecnologías de la información y del desarrollo software más de quince años. En ese tiempo he tenido ocasión de vivir el proceso de desarrollo e implantación de multitud de sistemas de información de muy diversa índole. También he asistido a la evolución de algunos de ellos y a las problemáticas de la explotación de esos sistemas.Y cuando reflexiono acerca de los problemas de la calidad del software que he tenido ocasión de observar, tanto en el papel de usuario como en el de desarrollador y/o suministrador de soluciones, y comparo mis sensaciones con la literatura oficial acerca de ingeniería software y calidad, me da la sensación que aún queda por contar 'la verdadera historia', la que se vive en las trincheras, el día a día del profesional de las tecnologías de la información.
Así que, aprovechando la reciente inauguración de la sección de blue papers, voy a hacer algunas reflexiones que resumen sensaciones que tengo acerca de los problemas de la calidad del software, su origen y, quizá, sus soluciones.
Hoy publico el primer artículo en esta línea, titulado Calidad y proceso de producción de software. Seguirán otros.
Cualquier opinión es bienvenida.
Mundo Azul
Hoy he tenido mi primera experiencia con la movilidad en 3G (o 3,5G, según se quiera). He instalado el software, he conectado la PCMCIA a mi portátil y, con poco más...ya estoy conectado vía móvil y en banda ancha.
Algo se mueve en Amazon y algo se mueve en el mundo de las obras de arte y contenidos digitales. Tras el innegable éxito de Apple con su iPod, ahora parece que Amazon quiere hacer algo similar en el caso de los libros.
Ya está aquí. Tiempo de Recreo, el libro en que he participado, junto con otros 24 autores y un puñado de colaboradores, ya es una realidad.
No salgo de mi asombro. ¡ No me lo puedo creer ! ¡ Se nos va Bill Gates !
Y es que se nos va uno de los pistoleros legendarios, un ejemplo de la tecnología de garaje, un paradigma de la nueva economía, un visionario o un formidale replicador de ideas. Nos abandona el tiburón con carita de niño, uno de los personajes más denostados y admirados a un tiempo en el panorama tecnológico y empresarial. Se nos va Bill Gates. Se nos va el "Billy el niño" del siglo XXI.
Estoy poniendo en marcha un proyecto largamente acariciado durante meses pero que, al final, por una razón u otra, no acababa de arrancar.
Esta noche es la noche mágica. Esta noche llegan los Reyes Magos. Y con ellos llegan los regalos, pero, sobre todo, llega la ilusión y llega el recuerdo.
Tengo grabadas en mi mente y en mi corazón tantas noches de nervios y de insomnio, tantas ilusiones, tantas alegrías. Antes, mis padres se preocupaban de que todo estuviese a punto para la llegada de los Magos y a mí me tocaban los nervios, y la parte más inocente de la ilusión.
Hoy es a mí a quien toca a mí dejar todo preparado para la visita de Oriente, me toca leer en las caras de mis hijas los nervios, las ganas, la ilusión, la magia...me toca la parte más consciente, pero no menos sana e importante de la ilusión.
Vendrá la noche, vendrá el silencio y, quizá un momento de reflexión. Un momento para meditar sobre la importancia de la ilusión y la magia, para considerarme afortunado por haber mantenido esa ilusión de esta noche durante más de cuarenta años. Creo que el día que no viva la noche de Reyes con ilusión, sentiré que he empezado realmente a envejecer.
Dejando aparte sus sentidos más profundos, una de las palabras que mejor define el tiempo de Navidad es tradición. En esta época repetimos todos los años una serie de rituales, algunos públicos, otros privados, sin los cuales nos parecería que no estamos realmente en estas fechas. Algunos son rituales de cierta significación, otros son casi anecdóticos, rutinas que alcanzan relevancia por el mero hecho de su repetición año tras año, pero todos ellos parece que se unen para formar un conjunto compacto de tradición.
Pero quizá, la tradición más anecdótica y también más sorprendente, es la que nos lleva todos los años a asistir a la competición de saltos de esquí desde Garmisch partenkirchen. Son tantos los años que Televisión Española, justo después del Concierto de año nuevo, transmite esta competición deportiva desde la coqueta población alemana de sonoro nombre, está tan fijada desde la infancia en mi inconsciente que, aunque no soy aficionado al esquí, y mucho menos a los saltos, no podría imaginar un primero de año sin este evento.

