
Sin embargo, aparte del motor íntimo de la motivación, también existen ocasiones en que Internet nos hace pequeños regalos, momentos de satisfacción que compensan el esfuerzo y le dan sentido.
La semana que termina, se acumularon, de manera fortuita, varios de estos acontecimientos. Así, y por segunda vez (y espero que no última), alguien decidió publicar uno de los post de mi blog de literatura y humanidades, El cielo del gavilán, en el agregador de noticias Menéame, donde recibió algunos 'meneos' adicionales y un comentario. Poca cosa comparada con los blogs más populares, pero una alegría, al fin y al cabo.
Al día siguiente, creo, recibí un comentario de una niña, en dos de mis cuentos infantiles publicados en Mundo Azul. Me sorprendió y me alegró mucho ver que una niña leía mis textos, que decía que le gustaban y que se decidía a poner comentarios. Siempre parece especialmente difícil llegar al público infantil y mi página no parece, en principio, especialmente atractiva para los más jóvenes. Y esto multiplica la satisfacción experimentada.

Poca gente accede a mis contenidos en Internet, pero parece que de vez en cuando esos contenidos interesan y, en esta semana, a personas con inquietudes, edades y procedencias bien diferentes. Me he sentido contento, satifecho, casi orgulloso.
Internet, de vez en cuando, te da estas pequeñas alegrías.
Mundo Azul
4 comentarios:
poca ghente sabe lo mucho que merece la pena leerte! yo mismo debería hacerlo más a menudo
Muchas gracias, Diego. De todas formas, tú eres de los más fieles :-)
Me alegro, Ignacio. Yo, aunque sigo "en off" procuro seguirte. Un saludo.
Muchas gracias, Jésvel...y a ver cuándo te pones en 'on' :-) :-) (es broma).
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