¡ Toma ! ¡ toma ! ¡ toma !

Por primera vez en muchas carreras, la suerte ha estado del lado de Alonso y Renault. Michael Schumacher ha tenido que abandonar por rotura de su motor y Alonso tiene al alcance de la mano su segundo título mundial.

Me hubiera gustado que hubiese sido de otra manera. Me hubiese gustado que Fernando hubiera mantenido un mano a mano con el alemán en las últimas vueltas de la carrera y le hubiese adelantado (cosas ambas, difíciles pero posibles), aunque eso sólo significase dos puntos de ventaja para el asturiano en lugar de
los diez que ahora ha obtenido. Eso hubiese supuesto que el GP de Brasil nos presentaría, de nuevo, un espectacular duelo entre los que, sin duda, son los mejores pilotos de los últimos años.

Pero no fue así, y la suerte, que ha sido adversa (¿ con algún aliado indebido ?) en la segunda mitad del campeonato a mi paisano, ha decidido, quizá avergonzada de lo que estaba pasando, devolver al César lo que es del César y a Alonso lo que es de Alonso. Aunque eso haya sido a costa de un magistral Michael Schumacher en el penúltimo gran premio en su dilatada carrera deportiva.

Cruel deporte en el que la valía de los pilotos (y estoy convencido de que Alonso y Schumacher son los mejores) es sólo uno de tantos ingredientes (mecánica, neumáticos, climatología, equipos, suerte, FIA,...) que deciden quién se lleva el título.

En cualquier caso, no es el momento de conjeturas sino de disfrutar y de exclamar, como Fernando: ¡Toma! ¡ toma ! ¡ toma!

Mundo Azul